"Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba a sus
pueblos, mugeres y hombres, con un tizón en la mano, (y) yervas para tomar sus
sahumerios que acostumbravan. No hallaron poblaçión por el camino de más de
çinco casas, y todos les hazían el mismo acatamiento. Vieron muchas maneras de
árboles, yervas y flores odoríferas. La tierra muy fértil y muy labrada de
aquellos mames y faxoes y hadas muy diversas de las nuestras, eso mismo panizo y
mucha cantidad de algodón cogido y filado y obrado; y que en una sola casa avían
visto más de quinientas arrovas y que se pudiera aver allí cada año cuatro mill
quintales.
Dize el Almirante que le
pareçia que no lo sembravan y que da fruto todo el año; es muy fino, tiene el
capillo grande. Todo lo que aquella gente tenía diz que dava por muy vil preçio
y que una gran espuerta de algodón dava por cabo de agujeta o otra cosa que le
dé. Son gente, dize el Almirante, muy sin mal ni de guerra, desnudos todos,
hombres y mugeres, como sus madres los parió. Verdad es que las mugeres traen
una cosa de algodón solamente, tan grande que le cobija su natura y no más. Y
son ellas de muy buen acatamiento ni muy negro (s) salvo menos que canarias".
Así es como Rodrigo de Jerez,
uno de los marinos que acompañó al Almirante Colón en su primer viaje a América
y quien introdujo el hábito de fumar en España y en muchos otros países, relata,
el que se considera primer contacto de europeos con el tabaco.
Pero el hombre ha
fumado desde época más remotas. En las comunidades primitivas, el descubrimiento
del fuego supuso un importante medio de evolución espiritual. Y cuando un día
descubrieron que ese humo que respiraban provocaba en ellos un estado de
conciencia desconocido y placentero, hicieron del fumar una necesidad que no
tardó en convertirse en rito.
Los primeros que usaron las
hojas de tabaco para fumarlas fueron los mayas hace mil quinientos años. En los
restos procedentes de tallas y grabados, descubrimos cómo este pueblo
centroamericano dio al fumar un carácter religioso y ceremonial. Imágenes como
sacerdotes fumando en actitud de adoración al sol, augurando el éxito de un
cultivo que, sin duda, revolucionó la vida en el campo.
Algunos pueblos de la América
precolombina no sólo emplearon el tabaco con fines rituales, sino que llegó a
ser utilizado como remedio curativo. Y es que los nativos mayas estaban
convencidos de que la enfermedad era producida por un mal espíritu que se
apoderaba o habitaba en el enfermo, y sólo podía ser expulsado de él mediante el
humo del tabaco. El empleo del tabaco sigue perdurando hasta el día de hoy en
muchos rituales mágicos de diferentes religiones afro-americanas.
Dos
especies diferentes y en estado silvestre se cosechaban en este Nuevo
Continente:
La
Nicotiana Rústica, cuyo cultivo tenía lugar en México, el este de América y
Canadá, que consistía en una hoja estrecha con un alto contenido de nicotina y
tan amarga que se fumaba en pipa, lo que dio lugar a la famosa pipa de la paz.
La Nicotiana Tabacum, alta, ancha y mucho más suave que la anterior.
A finales del siglo XII, los
aztecas invadieron el territorio maya y asimilaron la costumbre de fumar tabaco.
Sin embargo, dieron al fumar un carácter más social que religioso, ya que lo más
importante se centró únicamente en la magnificencia y el refinamiento de los
utensilios de fumar. Los aztecas conservaron la costumbre hasta la llegada de
los españoles a principios del siglo XVI.
Dos marineros, enviados por
Colón como exploradores, son recibidos en las playas de San Salvador por nativos
que les ofrecen frutas, jabalinas de madera y ciertas "hojas secas que
desprendían una peculiar fragancia".
Uno de estos dos marinos,
Rodrigo de Jerez, quedó cautivado por esta costumbre de fumar tabaco, que siguió
practicando, incluso tras regreso a España y por la que tuvo que pagar un alto
precio: la Inquisición lo encarceló por practicar algo pecaminoso e infernal.
Sin embargo, el hábito se puso
de moda y en el siglo XVI el fumar había sido adquirido por todo tipo de clases
sociales, distinguiendo la pipa entre las más elevadas y el rollo de hojas como
precursor del cigarro puro, entre las más populares. Al principio, fueron los
frailes en las huertas cerradas de sus conventos los más entusiastas plantadores
de tabaco, quienes lo utilizaban con fines ornamentales y medicinales. Así, el
hecho de que el tabaco se cultivara preferentemente en estos lugares cerrados,
llevó más tarde a dar el nombre de estancos a los comercios donde debía
venderse.
En este paseo por la historia no
hay que olvidar dos curiosas anécdotas que sin duda contribuyeron a la expansión
del tabaco y que tuvieron lugar en Francia e Inglaterra.
La primera de ellas tiene por
protagonista al embajador francés Jean Nicot, cuya buena acción puso de moda el
fumar. La Reina Catalina de Médicis, quien sufría fuertes jaquecas, hizo caso a
Nicot cuando le recomendó que lo tomara aspirándolo por la nariz. Los dolores
desaparecieron y el rumor hizo que el tabaco, como remedio curativo, se
extendiera por toda Francia y el resto de Europa. Cuando el botánico sueco
Linneo publicó su Species Plantorum, no dudó en elegir el nombre Nicotiana
Tabacum en homenaje al embajador.
La segunda anécdota la
protagonizan los primeros navegantes ingleses, que bajo las ordenes de Sir
Walter Raleigh, exploraron las costas orientales de Norteamérica. Su
descubrimiento fue el estado de Virginia, que dio nombre al tipo de tabaco allí
cultivado, y el cual no tardó en introducirse en la Inglaterra de la reina
Isabel I. Años después, el tabaco se convirtió en la base económica de las
colonias inglesas de la metrópoli. Y así es como los grandes viajes marítimos de
los siglos XVI al XVIII alrededor del mundo, contribuyeron a llevar el tabaco y
el hábito de fumarlo hasta las costas de Asia, África y Oceanía. Su culminación
tuvo por protagonista al siglo XIX, en plena efervescencia del movimiento
romántico. A partir de ahí, el tabaco no tardó en convertirse en el más
revolucionario de los fenómenos sociales.
Fueron los cronistas españoles
los verdaderos transmisores de lo que hoy en día puede denominarse como la
historia del tabaco en España. Crónicas como las de Fernández Oviedo y Bartolomé
De las Casas, entre otros, contribuyeron a extender su conocimiento y uso entre
los europeos indianos y continentales.
"Tomaban el aliento y humo
para sí una y dos y tres y mas vezes hasta que quedaban sin sentido gran espacio
o adormidos de un grande y muy pesado sueño (...) E aquel instrumento con que
toman el humo llaman los Indios Tabaco, y no a la yerva o sueño que les toma.
Pero esta yerva tenían los indios por cosa muy preciada y la crían en las
haciendas y heredamientos de sus amos (…) porque dicen que cuando dejan de
trabajar y toman el tabaco, se les quita el cansancio. Sé que algunos cristianos
lo usan, en especial algunos que están tocados por el mal de las bubas, porque
dicen los tales que aquel tiempo que están así transportados no sienten los
dolores de su enfermedad."
En un principio el tabaco
llegaba a España de los indígenas, pero debido a la gran demanda nacional que
existió en nuestro país a partir de la segunda mitad del siglo XVI, comenzó a
llegar de la mano de los colonos.
El desarrollo del tabaco comenzó
en la marinería, para extenderse después a los sectores marginales y grupos
sociales de rentas muy bajas. Sin embargo, la evolución del hábito de fumar
tabaco dio lugar a que los grupos de rentas más altas se apropiaran de esta
práctica, produciéndose así un aumento del consumo que no escapó a la sutileza
de Hacienda. Poco a poco, esta abrumadora expansión del tabaco hizo que los
gobiernos vieran la posibilidad de un gran negocio. El aumento del consumo
provocó una mayor fabricación y venta, lo que obligó a sustituir la fabricación
artesanal por la industrial, y se fue creando un comercio internacional.
A principios del s. XVII, 1620,
empieza a funcionar en Sevilla la primera fábrica de tabacos española bajo el
nombre de La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, que se convertiría en la mayor
construcción industrial del mundo. A Sevilla le sigue, por orden cronológico, la
Fábrica de Cádiz.
En ellas se comenzó elaborando
polvo de tabaco, muy apreciado en toda Europa, y más tarde cigarros puros hechos
con hojas producidas en la colonias españolas de ultramar. La gran influencia de
las fábricas españolas no disminuyó cuando, bastantes años después de su puesta
en funcionamiento lo hicieran otras francesas, alemanas o italianas. Más tarde,
en el año 1717, un Real Decreto de la Corona de España dio lugar a la fundación
de la primera fábrica de tabaco en Cuba, la Real Factoría de La Habana,
implantando así un régimen de monopolio para la naciente industria cubana.
A lo largo del siglo XVIII, los
precios del tabaco se dispararon, lo que contribuyó a un aumento de la presión
fiscal y a un acercamiento del fumar hacia los grupos adinerados.
El tabaco de humo -sin previa
elaboración- quedaba destinado entonces al resto de la sociedad, y el consumo de
rapé -tabaco aspirado- se convertía en el mayor ritual costumbrista y social de
Europa propio de las sociedades burguesas y aristocráticas.
A finales de este siglo se
produce un cambio en los hábitos de consumo de tabaco. De nuevo, los grupos
sociales con más renta acaban por apropiarse del tabaco de humo, hasta entonces
considerado como mercancía marginal, por lo que Sevilla se lanzó a la confección
del cigarro puro, abandonando cada vez más el rapé. Poco después se unirían a
esta producción las factorías de Madrid, Alicante, La Coruña, San Sebastián y
Bilbao, lo que hizo del cigarrillo el gran protagonista del nuevo panorama
social.
Desde finales del siglo XIX y
comienzos del presente, el cigarrillo se coloca al frente de este mercado. Y
mientras, el abaratamiento y la masificación de la producción contribuyen a que
todas las clases sociales tengan un fácil acceso al tabaco. En este punto, fumar
se ha convertido en un hecho universal.
Tipos de
Tabaco
VIRGINIA | Tabaco rubio dulce. Originario del estado que le otorga su nombre |
BURLEY | Tabaco negro fuerte. Suele ser la base de muchas mezclas. |
KENTUCKY | Tabaco negro, más fuerte que el Burley a partir de cuyas hojas se elabora. Aunque se destina principalmente para la elaboración de los puros, se suele usar bastante en las mezclas de tabaco de pipa. |
LATAKIA | Tabaco ahumado. Originario del Medio Oriente, se suele usar en para perfumar las mezclas, en diferentes proporciones que pueden ir desde un 15-20%, aunque hay algunas labores en las que están presente en mayor proporción. El Mississippi Mud lleva en torno al 30% y el Balkan Sobranie llevaba un 40% . Se hace a partir de hojas desekk-el-bint en Siria y de Izmir (o Smyrna, que es el otro nombre que recibe esta variedad) en Chipre. Puro es imposible de fumar en pipas convencionales, aunque en Turkia lo fuman en pipas de agua. |
PERIQUE | Tabaco fermentado en sus propios jugos, bajo fuerte presión, por espacio de muchas semanas, aroma más dulce que el Latakia. Se produce en Estados Unidos. |
MARYLAND | Tabaco de sabor suave. Obtiene su nombre del estado de origen. |
CAVENDISH | Tabaco fermentado bien con calor y presión, bien con vapor de agua. Se produce indistintamente a partir de virginias y de burleys (o de ambos) y es un tabaco de color negro brillante, muy suave y muy dulce. El cavendish es un tabaco usado muy ampliamente en mixturas para pipa, famosas labores holandesas, y goza de tanta aceptación que es ingrediente clave de mezclas que incluso se llaman así, como el Black Cavendish de Amphora. |
Tabacos claros curados en atmósfera artificial | -Flue-cured- | Como los Virginia E. |
Tabacos claros curados al aire | -Light air-cured- | Como los Burley E. |
Tabacos oscuros curados al aire | -Dark air-cured- | Como los Burley F., Havana, Santa Fé |
Tabacos curados al fuego | -Fire-cured- | Como los Kentucky, Latakia |
Gusto Holandés
El
tabaco de pipa holandés original, que fuera del país no es fácil de conseguir,
es el así llamado Baaitabak, también denominado tabaco Marylarnd.
La
tradicional mezcla holandesa, está elaborada con abundante cantidad de tabacos
indonesios curados al aire, complementados con tabacos de Virginia de impacto
neutro a medio. Debe su
sabor
característico a la composición del tabaco. El elemento fundamental del sabor
es la proporción de los citados tabacos indonesios curados al aire.
No se utilizan
aromatizadores ni productos similares para la preparación del producto, por lo
que tiene un sabor puro de tabaco. Una feliz coincidencia en esta composición
es su estructura "suave y etérea", y su fácil combustión.
Entre los ejemplos
podemos mencionar el Voortrekker, Schippers y el Friesche Heerenbaai.
Una modalidad de
tabaco de Maryland más conocida mundialmente que el tabaco tradicional
descrito es, de hecho, el Clan.
La línea Clan
también tiene sus orígenes en los tabacos de Maryland, aunque ha ido un poco
más allá para incorporar en la mezcla un toque de Latakia y el empleo de
algunos aromatizantes (naturales) en la preparación, lo que da como resultado
un producto que podría caracterizarse mejor como un Maryland aromático.
Gusto Inglés
Los tabacos de pipa ingleses tienen dos
características típicas:
-
la presión (el proceso Cavendish)
-
el contenido de humedad.
Se distinguen por un contenido de humedad
relativamente alto que, junto con el proceso Cavendish y el uso de sabores muy
específicos (como extractos de flores) confiere a los tabacos su típica
naturaleza fuerte, que combina un olor ligeramente agrio con un sabor que los
expertos coinciden en describir como un tanto "jabonoso".
El proceso
Cavendish, en el cual después de picarlo el tabaco es presionado, es
típicamente británico, aunque en la actualidad se utiliza en todo el mundo,
por lo que puede decirse que es típicamente británico sólo de origen.
Sin embargo, el
proceso siempre garantiza una combustión fácil y lenta. La composición de los
productos ingleses típicos de hoy se caracteriza por una gran cantidad de
tabacos Virginia con alto impacto sobre el sabor, complementados con tipos
aromáticos Burley de evidente sabor a nuez. Además, suelen utilizarse unos
tipos de tabacos específicos, como el Latakia y el Perique.
Por lo general,
estos productos se comercializan en forma presionada (como hebras o escamas /flake)
o desmenuzada. Sin embargo, el proceso siempre garantiza una combustión fácil
y lenta. La composición de los productos ingleses típicos de hoy se
caracteriza por una gran cantidad de tabacos Virginia con alto impacto sobre
el sabor, complementados con tipos aromáticos Burley de evidente sabor a nuez.
Además, suelen utilizarse unos tipos de tabacos específicos, como el Latakia y
el Perique.
En el primer caso,
las hebras o escamas son separadas después de ser presionadas, lo que facilita
su uso.
De esta manera se
mantienen las cualidades del proceso de presión: sabor suave y combustión
lenta, sin que los fumadores tengan que desmenuzar el tabaco.
Entre los ejemplos
de los tabacos ingleses típicos pueden mencionarse Erinmore y Dunhill.
Gusto
USA
Los Burley suelen ser fuertes, y a menudo son tratados mediante un proceso especial de tostado. Esto, junto con los sabores añadidos, confiere a estos tabacos su carácter específico, a menudo fuerte, con aromas como vainilla, caramelo, extractos de frutas, whisky, guindas, etc.
Gusto Danés
Los tabacos de
pipa daneses y en general escandinavos, gozan de una extraordinaria
reputación, y en la région todavía es sede de varias importantes firmas
productoras. Sin embargo, lo sorprendente es que no existe un producto que
pueda identificarse como tabaco de pipa genuinamente originario de
Escandinavia.
Lo que sucede es
que los fabricantes escandinavos han tenido la inventiva necesaria para
producir nuevas mezclas de tabacos caracterizadas por una amplia variedad de
estilos y procesos.
Escandinavia es la
cuna del mezclado. Es allí donde se producen todas las variedades de
excelentes mezclas a partir de un sinfín de variaciones que emplean productos
semiacabados.
Entre éstas se
incluyen las combinaciones de productos desmenuzados con tabacos presionados,
tabacos fermentados, etc.
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