lunes, 15 de octubre de 2012

Arthur Conan Doyle. El triunfo del método deductivo



En esta ocasión nos acercamos al universo que la imaginación de Sir Arthur Conan Doyle fue capaz de imaginar. Un Mundo con cabida para relatos llenos de fantasía como El Mundo Perdido o en los que las nieblas de Támesis se funden con el humo de la pipa del que, al tiempo, se ha convertido, ademas de en famoso detective, en el Pipafumador más conocido de la historia literaria.
Otra disculpa para disfrutar de la pipa y el tabaco, ha sido el trabajo de releer cosas aquí y allá. De navegar por internet recabando información en los mil y un lugares que de Conan Doyle y por ende de Holmes, hablan.
La densidad de sus trabajos me hace imposible realizar una labor que sea válida a los ojos de lo más puristas de Holmes, es por ello que las menciones o citas que a la pipa y tabaco se hacen en la obra del Autor han sido enebradas con el relato que como base he urdido y que espero haya dado un artículo cuanto menos digno de ser lectura que acompañe al deleite de una de vuestras pipas.
No me cabe más y antes de comenzar, a vista de los tiempos que corren, que pensar en qué cara pondría Conan Doyle o el mismísimo Holmes si les parara por la calle una pareja de municipales y les entregaran una sansión por algo más de 20 euros por hacer una de las cosas que más placer les producian…fumar una buena pipa.
Hay veces en las que un personaje adquiere tal entidad que acaba por apoderarse de su autor que no puede librarse de él. Esto es lo que le pasó al creador de Sherlock Holmes, el detective privado más famoso de todos los tiempos. El insigne habitante de Baker Street eclipsó con sus sagaces observaciones el resto de la obra de Conan Doyle.


Arthur Conan Doyle, nace el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo (Escocia), ejerció como médico de 1882 a 1890. Sin embargo, el enorme éxito de sus primeras novelas hizo que pronto abandonase la medicina para dedicarse a su verdadera vocación, la literatura. Tan sólo volvería a ejercer de médico nuevamente durante la guerra de los Bóers en 1900, experiencia que le sirvió para escribir "La guerra en Sudáfrica" y para obtener el título de Sir.




De su vida privada sabemos que se casó dos veces. La primera, con Louisa Hawkins con quien tuvo dos hijos. Louisa murió de tuberculosis tras varios años de enfermedad y peregrinaje por sanatorios suizos. Tras la muerte de su primera mujer se casó con Jean Leckie, con la que tuvo tres hijos más.
Uno de sus hijos murió en la I Guerra Mundial. Este hecho parece determinante a la hora de explicar que en 1916 declarase su creencia en el espiritismo, fruto del dolor y la desesperación por tan importante pérdida. Este hecho choca con la imagen que se tiene del creador de un personaje famoso por aplicar el método científico y por el hecho de que Doyle y Holmes fuesen más bien escépticos respecto de la religión. En sus últimos años escribió "Historia del espiritismo". Murió el 7 de julio de 1930 en Crowborough, Sussex.
Aunque su producción de obras fue notable,su personaje más popular fue, sin duda, Sherlock Holmes quien protagonizó más de sesenta obras. La fama del excéntrico habitante del número 221B de Baker Street fue tal, que el propio Conan Doyle se vio obligado a "resucitarlo" en más de una ocasión debido a las presiones tanto editoriales como del público. El personaje le ahogaba y el éxito del mismo había contribuido a suavizar algunos de sus rasgos como que a medida que su fama crecia, Holmes dejaba de aparecer, en los relatos, como consumidor de cocaína. Aún así, el detective cautivaba a un público que no cesaba de pedir nuevas aventuras.
Inspirado en un profesor que tuvo el autor en su época universitaria, su método deductivo hizo correr ríos de tinta. También en la actualidad, numerosos especialistas han analizado sus deducciones bajo el amparo de distintas teorías. Tal y como la misma Red nos muestra, a través de las múltiples páginas dedicadas a este personaje, el culto a Sherlock Holmes sigue vivo.
Antes de introducirnos en terrenos más profundos veamos algunas referencias que, en una obra llena de fantasía, se hacen en El Mundo perdido. Una historia que coloca a un grupo de científicos y explorados en unas remotas tierras donde siguen conviviendo tribus humanas y animales que se creían extintos. La trama se va desarrollando entre las constantes disputas y rabietas de los científicos Challenger y Summerlee, ávidos de alcanzar la gloria y reconocimiento entre sus colegas y la sociedad en general.


Estudio en escarlata (1887) Micah Clarke (1888) El signo de los cuatro (1890) La compañía blanca (1890) Las aventuras de Sherlock Holmes (1892) Historia de Waterloo (1894) Rodney Stone (1896) La guerra de los Bóers (1900) El sabueso de los Baskerville (1902) La guerra en Sudáfrica (1902) Sir Nigel (1906) El Mundo Perdido (1912) Su último saludo en el escenario (1917) Historia del espiritismo (1926)





"Entre sus particularidades menores se pueden contar su descuido en el vestir, la falta de limpieza en su persona, la extremada distracción en todos sus hábitos y su afición a fumar en una corta pipa de escaramujo -especie de rosal silvestre-, que rara vez está fuera de su boca."

"¿Por qué no podría estar en lo cierto el viejo Challenger? Ante este directo desafio, reaparecía la porfiada sonrisa de burla en el rostro del profesor Summerlee, y permanecía sentado, moviendo su sardónica cabeza en un silencio desprovisto de cordialidad parapetado tras la nube de humo de su pipa de raíz de escaramujo."
"--Por mi parte, no me siento capaz de clasificar a ese ser con alguna certeza --dijo Summerlee encendiendo su pipa en el fuego."
"--Toda la teoría de la telepatía... --comenzó a decir Summerlee mientras llenaba su pipa.
--Es demasiado vasta para que la discutamos ahora --dijo Challenger con decisión--. Y ahora dígame --añadió con el aire de un obispo dirigiéndose a los alumnos de una escuela dominical--. ¿Pudo observar si esa criatura podía cruzar su pulgar sobre la palma de la mano?"


El personaje clave de Conan Doyle…Sherlock Holmes
"Elemental, querido Watson". Nunca una frase consiguió decir tanto de un personaje.
Frío y desdeñoso con los que no están a su altura intelectual,
"--Al fin y al cabo, Watson --dijo Holmes, estirando la mano en busca de su pipa de arcilla--, la policía no me paga para que cubra sus deficiencias."

brillante en sus deducciones, culto, meticuloso, observador, atrevido, con conocimientos de química, psicología, grafología, música, arte,...
Ningún criminal escapa al gran Sherlock Holmes. Desde 1887, fecha de su primera aparición en la novela "Estudio en escarlata", las aventuras de este mito de la literatura policíaca y de terror han obtenido el favor y el entusiasmo de millones de lectores.




 "Sherlock Holmes se puso en pie y encendió la pipa."
"Holmes había partido al filo de las nueve. No teniendo noción de cuando volvería, decidí matar el tiempo aspirando estúpidamente el humo de mi pipa mientras fingía leer la Vie de Bohème de Henri Murger."
"--Nada importante. Había sobre la cama una novela que debió leer antes de dormirse, una pipa en una silla adyacente, un vaso de agua posado sobre la mesita de noche, y en el antepecho de la ventana una menuda caja de pomada con dos píldoras dentro."
Del más mínimo detalle, el detective entresaca una conclusión determinante para el ritmo de la investigación.
"--Ni mucho menos --respondió, arrellanándose cómodamente en su butaca y emitiendo con su pipa espesas volutas azuladas--. Por ejemplo, la observación me indica que esta mañana ha estado usted en la oficina de Correos de Wigmore Street, y gracias a la deducción se que allí puso un telegrama."

Holmes es la mitad de la pareja, probablemente, más famosa que ha existido, después de Don Quijote y su escudero, y viaja del doctor John Watson quien se convierte en narrador de las historias que les acontecen.
Sherlock Holmes puede que no sea el detective más famoso de cuantos han existido, pero desde luego es el fumador de pipa más conocido de la historia. Holmes y la pipa son inseparables. Existen múltiples referencias al tabaco en sus variadas formas. Solamente cuatro de sus sesenta casos dejan de mencionar el tabaco.




 Holmes dice en "El Signo de los Cuatro" que ha producido una monografía en la que ha desarrollado las características de la ceniza de no menos de 140 variedades de tabaco.

No hace uso de su conocimiento en "El signo de los cuatro", pero en "The Boscombe valley Mystery" -donde la monografía es mencionada de nuevo- identifica la ceniza de un puro, junto con la colilla misma e identifica colillas de puro con detalle en "The Resident Patient".
"Como usted sabe, he dedicado cierta atención al tema, y he escrito una pequeña monografía sobre las cenizas de ciento cuarenta variedades diferentes de tabaco de pipa, cigarros y cigarrillos. En cuanto encontré la ceniza, eché un vistazo por los alrededores y descubrí la colilla entre el musgo, donde la habían tirado. Era un cigarro indio de los que se lían en Rotterdam".




"Ahora está traduciendo mis obras al francés.
--¿Sus obras?
--¡Ah!, ¿no lo sabía? --exclamó, echándose a reír--. Pues sí, soy culpable de varias monografías. Todas ellas sobre temas técnicos. Aquí, por ejemplo, tengo una: Sobre las diferencias entre las cenizas de los diversos tabacos. En ella cito ciento cuarenta clases de cigarros, cigarrillos y tabacos de pipa, con láminas en color que ilustran las diferencias entre sus cenizas. Es un detalle que surge constantemente en los procesos criminales, y que a veces tiene una importancia suprema como pista. Si, por ejemplo, podemos asegurar sin lugar a dudas que el autor de un crimen fue un individuo que fumaba lunkah indio, está claro que el campo de búsqueda se estrecha mucho. Para el ojo experto, existe tanta diferencia entre la ceniza negra de un Trichinopoly y la ceniza blanca y esponjosa de un "ojo de perdiz" como entre una lechuga y una patata."

Holmes fue un fumador empedernido y evidentemente que disfrutaba de tal actividad. Cumplia puntualmente con la pipa de la mañana y la relajante y "somnifera" pipa de la noche. Entre ambas todo un rosario de pipas iban desgranando las horas del día.
"Acabábamos de desayunar y estábamos fumando nuestra pipa matutina del día siguiente al de la extraordinaria aventura que acabo de relatar cuando el señor Lestrade, de Scotland Yard, muy solemne y ceremonioso, se hizo anunciar en nuestro modesto cuarto de estar."

"Una cena fría le aguardaba sobre la mesa, y cuando hubo satisfecho sus necesidades y encendido su pipa, adoptó una vez más aquella actitud semicómica y absolutamente filosófica que le caracterizaba cuando las cosas iban mal."
"Hasta después de haber cenado y haber quedado recogida la mesa, Holmes no volvió a mencionar el asunto. Había encendido su pipa y acercado los pies, enfundados en zapatillas, al reconfortante fuego de la chimenea. De pronto, consultó su reloj."
Practicaba también, como muchos pipafumadores, "el deporte" de aprovechar los restos de los diferentes tabacos para cagar una pipa cuyo sabor y olor eran una sorpresa hasta ser encendida.
"Tal como yo había esperado, Sherlock Holmes estaba haraganeando en su sala de estar, cubierto con un batín, leyendo la columna de sucesos del Times y fumando su pipa de antes del desayuno, compuesta por todos los residuos que habían quedado de las pipas del día anterior, cuidadosamente secados y reunidos en una esquina de la repisa de la chimenea. Nos recibió con su habitual amabilidad tranquila, pidió más tocino y más huevos y compartimos un sustancioso desayuno. Al terminar instaló a nuestro nuevo conocimiento en el sofá, y puso al alcance de su mano una copa de brandy con agua."


El detective dice: "una atmósfera concentrada ayuda a un pensamiento concentrado".
Las propiedades sedantes del tabaco probablemente relajaban la mente del detective de modo que podía concentrarse más eficazmente ante el problema que a que se enfrentaba.
"Pude verlo allí sentado a la luz mortecina de la lámpara, con una vieja pipa de brezo entre los labios, los ojos ausentes, fijos en un ángulo del techo, desprendiendo volutas de humo azulado, callado, inmóvil, con la luz cayendo sobre sus marcadas y aguileñas facciones. Así se encontraba cuando me fui a dormir, y así continuaba cuando una súbita exclamación suya me despertó, y vi que la luz del sol ya entraba en el cuarto. La pipa seguía entre sus labios, el humo seguía elevándose en volutas, y una espesa niebla de tabaco llenaba la habitación, pero no quedaba nada del paquete de tabaco que yo había visto la noche anterior.
--¿Está despierto, Watson? --preguntó.
--Sí.
--¿Listo para una excursión matutina?
--Desde luego."

Holmes es el más conocido fumador de pipa. La frase "un problema de tres pipas" se ha vuelto casi proverbial.
"--¿Y qué va usted a hacer? --pregunté.
--Fumar --respondió--. Es un problema de tres pipas, así que le ruego que no me dirija la palabra durante cincuenta minutos.
Se acurrucó en su sillón con sus flacas rodillas alzadas hasta la nariz de halcón, y allí se quedó, con los ojos cerrados y la pipa de arcilla negra sobresaliendo como el pico de algún pájaro raro. Yo había llegado ya a la conclusión de que se había quedado dormido, y de hecho yo mismo empezaba a dar cabezadas, cuando de pronto saltó de su asiento con el gesto de quien acaba de tomar una resolución, y dejó la pipa sobre la repisa de la chi-menea."





Watson sugirió que Holmes tenía innumerable pipas. Por otra parte, existe media docena de referencias acerca de una pipa oleosa o negra, un par de referencias a una pipa de brezo y una mención solitaria en "The Copper Beeches" acerca de una alargada pipa de cerezo.
"-Tal vez haya cometido un error -apuntó él, tomando una brasa con las pinzas y encendiendo con ellas la larga pipa de cerezo que sustituía a la de arcilla cuando se sentía más dado a la polémica que a la reflexión-...".  "-Por otra parte -comentó tras una pausa, durante la cual estuvo dándole chupadas a su larga pipa y contemplando el fuego…"


La vieja y grasienta pipa de "The Creeping Man" muy bien pudo haber sido de arcilla
"Sherlock Holmes permaneció sentado y en silencio durante unos cuantos minutos, con las puntas de los dedos juntas, las piernas estiradas hacia adelante y la mirada fija en el techo. Luego tomó del estante la vieja y grasienta pipa que le servía de consejera y, después de encenderla, se recostó en su butaca, emitiendo densas espirales de humo azulado, con una expresión de infinita languidez en el rostro".

y aún la misma referida en " Un caso de identidad". La pipa de arcilla es una gran antigüedad usada en Bretaña. En tiempos de Sherlock Homes, las pipas de arcilla debían ser las más populares, seguidas por las de espuma de mar -meerschaum-. Por entonces, la pipa de brezo era de reciente aparición, y problablemnte menos preferida que las dos anteriores.
"Lo dejé, pues, todavía chupando su pipa de arcilla negra, con el convencimiento de que, cuando volviera por allí al día siguiente, encontraría ya en sus manos todas las pistas que conducirían a la identificación del desaparecido novio de la señorita Mary Sutherland".



Sherlock ha sido identificado con las pipas de tipo "bent", quizás por la forma tan curvada de la calabash, pero nada asegura que así haya sido. En cuanto a sus gutos por el tabaco, parecía fumar las mezclas más fuertes y baratas que podía encontrar y siempre fue fiel a este gusto. Muy probablemente eran mezclas basadas en la Nicotiana Rústica en lugar de la Nicotiana Tabacum. Adquiría su tabaco, probablemente, en Bradley's -en la calle Oxford- la tabaquería más cercana al 221B y que es mencionada en múltiples ocasiones. No podemos olvidar a Benson's en el 296 de la misma calle.

Como contraposición, el doctor Watson también fumaba pipa, pero sus gustos eran más sofisticados, prefiriendo las mezclas suaves y aromatizadas que fumara en su juventud.
A pesar de que en Holmes fumaba una sola variedad, a lo largo de las historias de Conan Doyle encontramos múltiples referencias a una gran diversidad de tabacos.









En su época, las formas más comunes de encender una pipa era con una vela o con una lámpara de gas. En aquel entonces, muchas tabaquerías contaban con lámpara encendidas permanentemente para que los parroquianos -y no necesariamente clientes solamente- pudieran encender sus pipas o cigarros al pasar. Una tabaquería de Covent Garden aún continúa con esta "romática" costumbre.
"Al poco rato, un joven obrero de aspecto disoluto, con perilla y andares fanfarrones, encendía su pipa de arcilla en la lámpara antes de salir a la calle."
Sin embargo, los fósforos eran comunes y habían mejorado desde su introducción cuando eran un tanto peligrosos. Esta novedad que llega al mundo del fumador no es màs, ni menos, que un fragmento corto y delgado de madera, cartón o cuerda encerada, provisto de una mezcla de sustancias productoras de fuego y que se utiliza para conseguir una llama. Una de las primeras cerillas producidas fue la de azufre, que se fabricaba sumergiendo franjas delgadas de madera en azufre fundido; el azufre ardía al aplicarle una chispa producida por una piedra y acero. En 1812 se inventó la cerilla química. Recubierta de azufre y provista de una mezcla de clorato de potasio y azúcar, ardía al entrar en contacto con ácido sulfúrico.

Las cerillas o cerillos de fósforo que arden por fricción fueron inventados en 1827 por el químico británico John Walker, y desde entonces se siguen usando con algunas mejoras. En las cerillas de fricción fabricadas actualmente, se sumerge un extremo de la barra en un agente incombustible para que no arda fácilmente, y el otro extremo se recubre con parafina. La cabeza de la cerilla contiene: un agente oxidante, como clorato de potasio; una sustancia que se oxida fácilmente, como azufre o resina de trementina; un relleno de arcilla; un material adhesivo, como la cola, y colorante para cambiarle su color. Al final de la punta hay una mínima cantidad de trisulfuro de fósforo, que se descompone y arde a baja temperatura; éste prende la parafina, que arde más fácilmente por la presencia de los demás productos.
Los fósforos de seguridad están diseñados de forma que la cabeza sólo arde al rasparla contra la superficie de fricción que posee la caja. La punta de los fósforos de seguridad contiene trisulfuro de antimonio y un agente oxidante pegados con caseína o cola. La superficie de frotamiento de la caja contiene vidrio en polvo (para la fricción), fósforo rojo y cola (adhesivo). Al frotar la cerilla, el calor de fricción convierte el fósforo rojo en fósforo blanco, que arde y prende a su vez la cabeza de la cerilla.
Watson solía usar fósforos, y aunque Holmes prefería las velas o las lámparas de gas, también cedió a la novedad.
Holmes transcendío del papel en el que se imprimieron sus aventuras al Mundo de los Mitos y como cualquier Mito es invulnerable al paso del tiempo.


Pedro Romero/2005
-Canarias-

 

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